Me ahogaba y como humo se iba mi vida, mis tormentas, mis naufragios, mis caminos, toda la dulce intensidad de los años; todos los mordiscos del tiempo. Fácil de asesinar, toda la crudeza, toda la carne esfumándose. El vapor relamiendo el aire, llenándo todas las grietas del oxígeno en la habitación. Y mis labios, abiertos de par en par, tragándo todas las cenizas. Así se iba mi vida, y sin darte cuenta, tambien la tuya.
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