Negar el deseo de abrazar la blancura penetrante del suelo.
Dejar de besar toda tu natura en un instante.
Vaciar el estómago de promesas que devoramos.
Aplanar la irregularidad del encanto.
Saber que el reloj también se muere.
Y no volver a ver luz en tus rincones.
Parpadear buscando entre los dedos una figura, un ladrón.
Alguien se llevó mi invierno, y desapareció entre las hojas.
Negar la risa y viajar sin tiempos.
Alisar las sábanas y acomodarse para dormir en lo sin nombre.
Dejar de buscar un día, una hora, un señuelo.
Alguien se llevó mi eternidad.
Y no queda más que vaciar el vaso antes del fin.
1 comentario:
Me limito a transcribir lo que en otra oportunidad le dije:
"Pues aseguro que si sus desventuras en magnitud y suplicio se parecen a las que sufriera Odiseo ante su regreso a la Bienaventurada Itaca ¡Con el alma y corazón me enseñase lo que son las penas! No obstante si la dama en espera es aquella bella doncella que otrora conociera, no en balde supiera que aqui un humilde caballero la espera"
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