16 de diciembre de 2008

Todo afuera.


Él sabe.
Mira, investiga y relame.
Desde afuera todo se ve metálico. Todo se ve intocable.
Él palpa las texturas, y entre sus párpados grises su iris de venas abiertas recorre su rostro.
Sabe que hay algo en toda esa piel que nunca le va a pertencer.
Sabe que hay algo en ese frío intenso, en ese invierno estático que no puede romper.
Se ve lejana, danzante. Se ve ardiente. Todo en ella se ve exquisito.
Él arranca de a poco toda su ropa, toda su sensibilidad, todo su mar. Y ciegamente intenta.
Sabe que debajo de alguna sábana, después de descartar las miradas efímeras, la va a ver.
Desnuda de todas sus burbujas, sin excesos oscuros que la abriguen.
Él sabe.
Intenta, se acerca, se quema.
Desde afuera todo se ve salvajemente liberado.
Él recorre todas vías, todo el inmundo viento para llegar.
Sabe que hay algo en todas sus tormentas que está despierto.
Sabe que hay algo en su mirada metálica que silenciosamente pide ser alcanzo.
Él sabe que hoy no va a tenerla.

1 comentario:

Quijote dijo...

Si tu falta de inspiración es producir este tipo de literatura... bah! Niña, con escritos como estos, me averguenzo de llamarme a veces a mismo "artista".
Nos estaremos viendo